miércoles, 13 de junio de 2012

Allá van don Gil y sus pollas


Escribir o no escribir... Primera parte.

Recuerdo tener en mis manos casi todas estas portadas.
La antigua y excelente Grand Prix, R.I.P.
Hay dos formas de decir las cosas. Una es con respeto; la otra, a lo gilipollas. Y no, no estoy siendo ni irónico ni contradictorio: una cosa es hablar con respeto y otra mentir. Si se es gilipollas, se es. Y el mejor ejemplo lo tengo ahora mismo entre mis manos, mientras leo la revista Grand Prix Actual en el trabajo, la cual, todo hay que decirlo, no es ni la sombra del reflejo de la antigua revista Grand Prix: que encima de reducir las publicaciones, reduzcan los contenidos, reduzcan la calidad y eliminen el mítico póster, unos 30 de los cuales adornan la casa de mis padres...mal, muy mal. Sin dejar de lado que es bastante inaceptable que una revista que sale una vez al mes tenga tantos errores tipográficos, ausentes en la antigua revista que en según qué meses sacaba cuatro publicaciones. Pero no es la revista en sí la que me ha enervado, sino solo su última página. Bueno, penúltima, ya que la última la ocupa la publicidad de una agencia de viajes.

Esta página que ocupa mi descontento está escrita por un tal José Ramón Lorenzo. Y digo un tal no de forma despectiva, sino, por un lado, porque creo que es un pseudónimo, y no me extraña que lo use, y por otro, porque para nada le conozco. De hecho, nunca me paro a mirar quién escribe o deja de escribir un artículo. Incluso libros he leido sin saber, o interesarme, en el autor. Al fin y al cabo, así como lo bonito de leer es lo leído, lo bonito de escribir es lo escrito. Poco importa quién lo haga, mientras sea agradable de leer por el motivo que sea. La fama, siempre hablando en mi propia opinión, no debería ser algo que importase a un escritor.
Pero volviendo al tema. El caso es que es justamente cuando se dicen las cosas a lo gilipollas, y no con respeto, cuando más se tiene en consideración al escritor de turno. A todos nos encanta ver a alguien meter la pata, pero verle hacer algo bien no es tan llamativo.

Ser escritor es muy fácil, todo el mundo puede hacerlo. Ahora, ser buen escritor no lo es tanto. Y no estoy diciendo que yo lo sea, ojo, solo estoy explicando el tema. El caso es que cuando uno escribe sobre la Segunda Guerra Mundial, tiene que tener en cuenta que le pueden leer judíos como neonazis; cuando uno escribe sobre religión, ateos o fanáticos religiosos; cuando sobre fútbol, merengues o culés. Bien es cierto que un escritor, a secas, no tiene por qué saber hacer eso, escribir para todos; pero también es verdad que en una publicación seria, sea del tipo que sea, no debería publicar ningún no-buen escritor.
Hay algo que últimamente está muy de moda, y a mi personalmente no me gusta un pelo: ser agresivo. Bueno, en realidad, ser ofensivo. Yo creo que mucho ha influenciado en esto la serie House, la cual por cierto me encanta. Una vez oí de un médico al que despidieron, aquí en España, porque le encantaba la serie e intentaba parecerse a Greg, siendo igual de desagradable y faltante. Pobre iluso. Incluso si fuese también tan buen doctor como el ficticio House, ¿en serio alguien cree que en la realidad podría mantener su trabajo? Ficción, amigos, ficción. Pero vamos al grano. Desde entonces, y en nuestro país en concreto probablemente más reforzado por la influencia de otro personaje, Ricardo Mejide, Risto, ser faltón es lo más. Y es muy triste la verdad. Tanto en televisión como en prensa, parece que quien dice las cosas dejando en ridículo a alguien, o a todos a poder ser, es un crack. ¿Un crack? Como he dicho, eso lo puede hacer cualquiera. Más aún por escrito que por televisión o radio, porque tienes todo el tiempo del mundo para pensar las ideas y corregir lo que haga falta. ¿Qué merito tiene defender tu postura de derechas diciendo los de izquierdas son unos hijos de puta? ¡El mérito está en defenderla de forma razonada y logrando incluso convencer a alguien de la opinión opuesta a comulgar con tus ideas, no en hacer que los rivales te respondan con un ridículo e infantiloide el que lo dice lo es!

¡Parece que ahora todo escritor deba hacer reir al lector, joder! Y sí, yo suelo intentar añadir algo de humor en mis entradas, pero quien me conoce sabe que es porque esa es mi forma de ser realmente, que mucho me influenció de pequeño la sitcom FRIENDS, y más concretamente Matthew Perry en el deslumbrante papel de Chandler. Pero de ahí a hacer de todo una comedia, hay un gran salto.

De todas formas, lo de comedia es muy relativo. Yo no tengo nada en contra de usar lo que podríamos denominar palabras mal sonantes ni al hablar ni al escribir. Son parte del idioma, y en suma, es una forma de expresar cosas que otras palabras no pueden hacer. Pero cuando se abusa de ellas es hasta ridículo. Lo
Artículo de la discordia.
peor de todo es que como digo, está tan de moda, que al lector hasta le gusta. ¿Entonces cuál es el problema? Fácil, que deja al resto de escritores, respetuosos y con dos dedos de frente, como malos escritores, cuando realmente le dan cien vueltas y dos de propina. ¿Envidia? No. Realmente, como escritor, lo que me da es vergüenza que gente así es la que luego represente al colectivo. Y parece que quien no vaya de ese palo, no está en la onda, o incluso como ya dije, es mal escritor. Pues bueno, si es así, e inspirándome en las palabras de un joven ninja, de un manga obviamente, he de decir que prefiero ser un mal escritor respetuoso antes que un buen escritor gilipollas. Aunque prefiero verlo de otra manera: un excelente escritor respetuoso. No no, no me tireis flores, o más bien piedras, que es una broma. La verdad es que nunca me he parado a pensar ni a considerarme bueno o malo escribiendo, simplemente escribo por gusto. Tal vez por eso me moleste tanto la gente, como este sujeto, que escriben por negocio. Por negocio, pero encima mal. Porque, y esto ya es otro tema así que seré breve, tampoco me parece bien que un escritor cobre por su libro, y tengo claro que cuando saque, que lo haré, algún libro, será gratuito, pero respeto a quien quiera hacerlo igualmente. Ahora bien, que alguien cobre por, primero, hacer algo que puede hacer cualquiera de quienes lo leen, y segundo , por hacer mal su trabajo, pues como dije hace ya unos veinte minutos...me enerva.

En fin, creo que he repetido varias veces algunas cosas. Suele pasar cuando uno escribe con rabia, que le dan ganas de remarcar las ideas una y otra vez. Es la primera vez que escribo una entrada de este tipo, pero creo que no ha quedado mal. De verdad que fue como un resorte: terminar de leer esa página de la revista y coger un folio en el trabajo y empezar a escribir. De todas formas me ha gustado escribir sobre esto, escribir sobre los escritores. Muchas veces en algún periódico he leido alguna carta al director que me han dado ganas de responder...tal vez lo haga alguna vez, pero por aquí, ¡que me interesan más mis lectores!

Por cierto, el título de la sección es por el hecho de que uno a veces no sabe si decir este tipo de cosas, sobre todo porque como ya señalé, luego le tachan de envidioso. Y aprovecho a decir que, por si alguien no se ha dado cuenta, el blog está dividido en secciones: el texto en azul que va antes del texto de la entrada indica la sección a la que pertenece y cuántas publicaciones de esa sección van publicadas hasta el momento. Así se engloban un poco los temas y yo me centro al escribir, porque sino, bien podía acabar hablando de comunismo en cualquier entrada, incluso en esta, ¡y no es un farol!

El  evento del 8 de Junio fue bastante bien. Si puedo, hoy o mañana plasmaré fotos e impresiones del día en una nueva entrada, aunque será corta. Pero así aprovecho y anuncio un próximo evento en el que estamos trabajando, por si a alguien le interesa...¡que vaya bien la media semana que queda! Y mucha suerte a todos los estudiantes, ¡ánimo que queda nada y menos!

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