Yo soy... Segunda parte.
Recomiendo leer antes la primera parte haciendo click aquí.
Humanidad.
(Del lat. humanĭtas, -ātis).
4. f. Fragilidad o flaqueza propia del ser humano.
5. f. Sensibilidad, compasión de las desgracias de nuestros semejantes.
6. f. Benignidad, mansedumbre, afabilidad.
DRAE.
Parece que básicamente, es algo ligado a los sentimientos.
 La palabra humanidad, en una acepción diferente, también significa la 
totalidad de los seres humanos, lo que los ingleses denominan mankind.¿Y qué diferencia a nuestra especie del resto del reino animal, si no son los sentimientos? Los sentimientos complejos, quiero decir: compasión, respeto, humildad, esperanza, admiración, etcétera. En definitiva, casi todos son los relacionados a la empatía. Aunque la empatía podría definirse como un sentimiento per se,
 en mi opinión, no lo es, ya que la empatía implica mucho más de lo que 
una mera definición de la misma podría darnos a entender. La empatía es 
aquella capacidad de conectar, por decirlo de alguna manera, con 
otro miembro de la especie. Muchas veces se simplifica como ser capaz de
 sentir lo que siente el otro, el prójimo por decirlo de alguna manera, o
 como ponerse en su lugar. Es una buena definición en realidad, pero como digo, abarca más que eso.
¿Alguna
 vez has pensado en la muerte de un ser querido? Me refiero a pensar en 
ello realmente, en visualizar mentalmente el momento en que, delante 
tuyo, esa persona se apaga poco a poco hasta que finalmente...lloras.
 Y no me refiero a que lo haces en la imagen que tu imaginación 
proyecta, si no a que lo haces en realidad. Eso es empatía también, 
aunque realmente solo estás poniéndote en el lugar de tí mismo en una 
situación diferente.
¿Nunca
 has imaginado estar en el ejército? Ser asignado a un país en conflicto
 constante, ir con tu pelotón avanzando por una ciudad, eliminando la 
resistencia que obviamente se os antepondrá, acorralar al enemigo, tener
 que pegarle un tiro viendo cómo te mira a los ojos mientras lo haces, 
y...el mismo resultado.
Yo
 he hecho ambas cosas, amén de muchas situaciones más. La verdad es que 
desconozco totalmente si es algo normal pensar en este tipo de cosas, 
porque no es algo de lo que uno hable normalmente. Seguro que a más de 
uno os ha pasado que alguna vez habéis pensado ¿y si me invento un monólogo? Y recordando los monólogos que hayais visto, veréis como el cómico intenta conectar con
 el público hablando de cosas que a todos nos han pasado, así que 
empezais a pensar en situaciones que todo el mundo ha sufrido alguna 
vez, pero...a la mitad, os parais a pensar, ¿y si en realidad sólo me pasa a mi, y lo veo tan normal que pienso que todo el mundo ha estado en esta situación?
 Pues esto es lo mismo, es algo de lo que no se habla normalmente con la
 gente, por lo que es difícil saber si uno lo hace por lo común que es 
en la conducta humana o porque es su forma de ser. Pero en cualquier 
caso, aun si éstas situaciones de, digamos, autoempatía son 
frecuentes en la imaginación de la gente, estoy casi seguro de que la 
frecuencia es mucho más escasa si hablamos de ponerse en la situación de
 ese que, mirándonos a los ojos, recibe el disparo.
¿Qué
 se puede sentir empatizando con él? Sí, llorar, es probable que también
 se llore. Pero, ¿del mismo modo? No todo llanto es igual, y solo hace 
falta un ejemplo para confirmarlo: las lágrimas de alegría. Así que, 
¿qué diferencia hay? Creo que al estar disparando a alguien de ese modo 
uno se entristecería mucho, pero difícilmente sentiría compasión por la 
persona. Es decir, si sintiese compasión, el disparo no se produciría; 
de producirse, no se sentiría compasión. Sin embargo, el sujeto víctima 
del disparo es probable que sienta compasión. Suena raro, 
pero me explico: disparar a alguien, a quien realmente no conoces y por 
tanto no sabes si es una buena o mala persona, a bocajarro, 
mientras sus ojos están clavados en los tuyos, tiene que ser muy duro. 
Es algo que, de seguro, esa persona recordará por el resto de su vida. 
No podrá olvidarlo y, con frecuencia, le atormentará. Y es de ese sentimiento del que se puede sentir compasión, del saber que es algo que afectará a esa persona.
Son
 raros los sentimientos, ¿no? Que se pueda sentir más compasión de 
alguien que va a matar a otra persona, que de qiuen va a morir a manos 
de ésta...claro que solo es mi visión de los hechos. Pero creo que la lógica está de mi lado en ello.
Creo
 que la empatía es realmente muy importante. De hecho, creo que es una 
de las maneras, si no la única al menos la mejor, en que se puede lograr
 la paz. Porque si no puedo ponerme en la situación de quien perecerá en una guerra, ¿qué puede importarme que ese conflicto acaezca, tenga lugar,
 si no me siento en peligro alguno? Si no soy más que un alto cargo que 
dirige a los soldados desde la tranquilidad de su país y su casa, 
sabiéndome seguro y no pensando en aquellos a quienes tengo bajo mis 
órdenes, ¿por qué no iba a decidir ese ataque conociendo las riquezas 
que pueden arrebatársele al enemigo en él? ¿Véis a lo que quiero llegar?
En ocasiones, en política internacional, se habla de los incomprensibles ataques
 de este o aquel grupo terrorista, o grupo armado simplemente. Pero 
luego, cuando una persona de importancia sufre una agresión de alguna 
manera, ya sea por un atentado fallido, un secuestro de alguien cercano a
 él o algo similar, lo primero en lo que se piensa es en tomar una 
represalia. Vale, pondré un ejemplo muy claro, aunque pueda resultar 
doloroso. Las torres gemelas son derribadas alcanzándose una enorme 
cifra de muertos en el centro de una de las ciudades más importantes de 
la civilización humana. ¿Cuánto tiempo pasó desde el choque del avión, 
hasta el primer bombardeo en tierra del enemigo? ¿De verdad es 
tan incomprensible que ataquen con tanta violencia a los ejércitos de 
ocupación o incluso a los cascos azules cuando hemos asediado su tierra,
 su familia, su cultura de forma tan aplastante? ¿En qué modo no es 
exáctamente la misma situación? También, es por esto por lo que la 
guerra solo genera más guerra. El odio llama al odio. Es 
inevitable. Cuando una persona odia a otra, la otra acabará odiando a la
 una, por inercia. Salvo que prefiera evitar caer en el odio y sea capaz
 de perdonar a su odiador, y así frenar una cadena de otro modo interminable.
Un
 ejemplo más claro de esto último que he explicado de forma un tanto 
enrevesada. Estamos discutiendo muy airadamente con alguien, y esa 
persona, en un punto, nos suelta un puñetazo. ¿Qué hacemos? O mejor 
dicho, ¿qué sería lo lógico hacer, lo que te viene por inercia? Devolver
 el golpe, y a poder ser, superarlo. Es decir, no quedarte siquiera en 
un ojo por ojo, sino buscar una venganza después de ello. 
Muy bien. Ahora, y aplicando una empatía tan sencilla que hasta un niño 
podría explicarlo, ¿qué va ha hacer la otra persona después de sufrir lo
 mismo que sufriste tú? Pues lo mismo que hiciste tú tras sufrirlo. 
Obvio.
Claro, ¿y por qué he de tragar yo, perdonándole y dejando que me gane? Ah, ahí esta lo complicado. Se llama sacrificio. Y así...lo dejamos por hoy
Sí,
 es un fastidio, pero tengo que cortarlo aquí por dos...o más bien tres 
motivos: primero, que esto se ha alargado bastante, y sé de buena tinta 
que la gente no lee mis extensísimas entradas; segundo, que si ahora 
mismo me quedase dormido tendría 5 horas para dormir, y aún tengo que 
editar el texto y desperdigar los links; y tercero, que la 
palabra sacrificio, como ayer la de humanidad, va a dar para hablar 
bastante, así que esto se haría extenso en demasía. De hecho 
podría dar otro motivo, el mismo que ayer: así me obligo a seguir 
escribiendo mañana, y mantengo el blog un poco más activo.
Sé
 que iba a hablar de humanidad y al final a penas lo he hecho, pero en 
cierto modo sí, al reducir el sentido de humanidad a la importancia de 
la empatía. De todos modos, volveré a ambos términos más adelante. Me 
parece que aún queda bastante para llegar a donde quería cuando empecé 
con esto ayer. Espero que al menos no defraude...
Pues lo dicho, como ayer: buenas noches y mañana seguimos.
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