viernes, 11 de mayo de 2012

Conoce a tu enemigo, o mejor aún, no lo tengas


Yo soy... Segunda parte.

Recomiendo leer antes la primera parte haciendo click aquí.
Humanidad.
(Del lat. humanĭtas, -ātis).
4. f. Fragilidad o flaqueza propia del ser humano.
5. f. Sensibilidad, compasión de las desgracias de nuestros semejantes.
6. f. Benignidad, mansedumbre, afabilidad.

DRAE.

Parece que básicamente, es algo ligado a los sentimientos. La palabra humanidad, en una acepción diferente, también significa la totalidad de los seres humanos, lo que los ingleses denominan mankind.¿Y qué diferencia a nuestra especie del resto del reino animal, si no son los sentimientos? Los sentimientos complejos, quiero decir: compasión, respeto, humildad, esperanza, admiración, etcétera. En definitiva, casi todos son los relacionados a la empatía. Aunque la empatía podría definirse como un sentimiento per se, en mi opinión, no lo es, ya que la empatía implica mucho más de lo que una mera definición de la misma podría darnos a entender. La empatía es aquella capacidad de conectar, por decirlo de alguna manera, con otro miembro de la especie. Muchas veces se simplifica como ser capaz de sentir lo que siente el otro, el prójimo por decirlo de alguna manera, o como ponerse en su lugar. Es una buena definición en realidad, pero como digo, abarca más que eso.

¿Alguna vez has pensado en la muerte de un ser querido? Me refiero a pensar en ello realmente, en visualizar mentalmente el momento en que, delante tuyo, esa persona se apaga poco a poco hasta que finalmente...lloras. Y no me refiero a que lo haces en la imagen que tu imaginación proyecta, si no a que lo haces en realidad. Eso es empatía también, aunque realmente solo estás poniéndote en el lugar de tí mismo en una situación diferente.

¿Nunca has imaginado estar en el ejército? Ser asignado a un país en conflicto constante, ir con tu pelotón avanzando por una ciudad, eliminando la resistencia que obviamente se os antepondrá, acorralar al enemigo, tener que pegarle un tiro viendo cómo te mira a los ojos mientras lo haces, y...el mismo resultado.

Yo he hecho ambas cosas, amén de muchas situaciones más. La verdad es que desconozco totalmente si es algo normal pensar en este tipo de cosas, porque no es algo de lo que uno hable normalmente. Seguro que a más de uno os ha pasado que alguna vez habéis pensado ¿y si me invento un monólogo? Y recordando los monólogos que hayais visto, veréis como el cómico intenta conectar con el público hablando de cosas que a todos nos han pasado, así que empezais a pensar en situaciones que todo el mundo ha sufrido alguna vez, pero...a la mitad, os parais a pensar, ¿y si en realidad sólo me pasa a mi, y lo veo tan normal que pienso que todo el mundo ha estado en esta situación? Pues esto es lo mismo, es algo de lo que no se habla normalmente con la gente, por lo que es difícil saber si uno lo hace por lo común que es en la conducta humana o porque es su forma de ser. Pero en cualquier caso, aun si éstas situaciones de, digamos, autoempatía son frecuentes en la imaginación de la gente, estoy casi seguro de que la frecuencia es mucho más escasa si hablamos de ponerse en la situación de ese que, mirándonos a los ojos, recibe el disparo.

¿Qué se puede sentir empatizando con él? Sí, llorar, es probable que también se llore. Pero, ¿del mismo modo? No todo llanto es igual, y solo hace falta un ejemplo para confirmarlo: las lágrimas de alegría. Así que, ¿qué diferencia hay? Creo que al estar disparando a alguien de ese modo uno se entristecería mucho, pero difícilmente sentiría compasión por la persona. Es decir, si sintiese compasión, el disparo no se produciría; de producirse, no se sentiría compasión. Sin embargo, el sujeto víctima del disparo es probable que sienta compasión. Suena raro, pero me explico: disparar a alguien, a quien realmente no conoces y por tanto no sabes si es una buena o mala persona, a bocajarro, mientras sus ojos están clavados en los tuyos, tiene que ser muy duro. Es algo que, de seguro, esa persona recordará por el resto de su vida. No podrá olvidarlo y, con frecuencia, le atormentará. Y es de ese sentimiento del que se puede sentir compasión, del saber que es algo que afectará a esa persona.

Son raros los sentimientos, ¿no? Que se pueda sentir más compasión de alguien que va a matar a otra persona, que de qiuen va a morir a manos de ésta...claro que solo es mi visión de los hechos. Pero creo que la lógica está de mi lado en ello.

Creo que la empatía es realmente muy importante. De hecho, creo que es una de las maneras, si no la única al menos la mejor, en que se puede lograr la paz. Porque si no puedo ponerme en la situación de quien perecerá en una guerra, ¿qué puede importarme que ese conflicto acaezca, tenga lugar, si no me siento en peligro alguno? Si no soy más que un alto cargo que dirige a los soldados desde la tranquilidad de su país y su casa, sabiéndome seguro y no pensando en aquellos a quienes tengo bajo mis órdenes, ¿por qué no iba a decidir ese ataque conociendo las riquezas que pueden arrebatársele al enemigo en él? ¿Véis a lo que quiero llegar?

En ocasiones, en política internacional, se habla de los incomprensibles ataques de este o aquel grupo terrorista, o grupo armado simplemente. Pero luego, cuando una persona de importancia sufre una agresión de alguna manera, ya sea por un atentado fallido, un secuestro de alguien cercano a él o algo similar, lo primero en lo que se piensa es en tomar una represalia. Vale, pondré un ejemplo muy claro, aunque pueda resultar doloroso. Las torres gemelas son derribadas alcanzándose una enorme cifra de muertos en el centro de una de las ciudades más importantes de la civilización humana. ¿Cuánto tiempo pasó desde el choque del avión, hasta el primer bombardeo en tierra del enemigo? ¿De verdad es tan incomprensible que ataquen con tanta violencia a los ejércitos de ocupación o incluso a los cascos azules cuando hemos asediado su tierra, su familia, su cultura de forma tan aplastante? ¿En qué modo no es exáctamente la misma situación? También, es por esto por lo que la guerra solo genera más guerra. El odio llama al odio. Es inevitable. Cuando una persona odia a otra, la otra acabará odiando a la una, por inercia. Salvo que prefiera evitar caer en el odio y sea capaz de perdonar a su odiador, y así frenar una cadena de otro modo interminable.

Un ejemplo más claro de esto último que he explicado de forma un tanto enrevesada. Estamos discutiendo muy airadamente con alguien, y esa persona, en un punto, nos suelta un puñetazo. ¿Qué hacemos? O mejor dicho, ¿qué sería lo lógico hacer, lo que te viene por inercia? Devolver el golpe, y a poder ser, superarlo. Es decir, no quedarte siquiera en un ojo por ojo, sino buscar una venganza después de ello. Muy bien. Ahora, y aplicando una empatía tan sencilla que hasta un niño podría explicarlo, ¿qué va ha hacer la otra persona después de sufrir lo mismo que sufriste tú? Pues lo mismo que hiciste tú tras sufrirlo. Obvio.

Claro, ¿y por qué he de tragar yo, perdonándole y dejando que me gane? Ah, ahí esta lo complicado. Se llama sacrificio. Y así...lo dejamos por hoy

Sí, es un fastidio, pero tengo que cortarlo aquí por dos...o más bien tres motivos: primero, que esto se ha alargado bastante, y sé de buena tinta que la gente no lee mis extensísimas entradas; segundo, que si ahora mismo me quedase dormido tendría 5 horas para dormir, y aún tengo que editar el texto y desperdigar los links; y tercero, que la palabra sacrificio, como ayer la de humanidad, va a dar para hablar bastante, así que esto se haría extenso en demasía. De hecho podría dar otro motivo, el mismo que ayer: así me obligo a seguir escribiendo mañana, y mantengo el blog un poco más activo.
Sé que iba a hablar de humanidad y al final a penas lo he hecho, pero en cierto modo sí, al reducir el sentido de humanidad a la importancia de la empatía. De todos modos, volveré a ambos términos más adelante. Me parece que aún queda bastante para llegar a donde quería cuando empecé con esto ayer. Espero que al menos no defraude...

Pues lo dicho, como ayer: buenas noches y mañana seguimos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario