domingo, 22 de enero de 2012

Ser, o tener, esa es la cuestión


Sobre el comunismo. Primera parte.

Noviembre de 1989. El muro de Berlín cae, y con él, la máxima representación del comunismo. La URSS queda disuelta tan solo 2 años después. Hemos vencido al enemigo.
El muro que antaño mostrara la delgada línea que separaba al comunismo del capitalismo se ve reducido a escombros, y lo poco que queda grita a voces el deseo ya cumplido de eliminar esa barrera. La guerra fría llega a su fín. El miedo a sufrir un ataque de la Rusia comunista, bien como represalia o como un ataque preventivo, desaparece. Se avecinan tiempos mejores.

¿O tal vez no?

Esta vez, escribo desde un restaurante. Parece que últimamente me guste escribir desde sitios poco comunes. Estoy comiendo la tarta de chocolate más rica que recuerdo haber probado, y solo me vienen a la cabeza las palabras de Tallahassee: hay que disfrutar de las pequeñas cosas.

Obviamente, hablaré con frecuencia, y largo y tendido, acerca del comunismo. Es un tema extenso y de difícil explicación. Bueno, es difícil explicarlo bien. Así que creo que lo mejor es comentarlo poco a poco, por partes.

Una diferencia fundamental entre capitalismo y comunismo es, obviamente, el dinero, ya que el primero se basa en el capital, mientras que el segundo, en...bueno, esa es una parte del comunismo difícil de explicar, así que mejor dejarlo hasta ahí por el momento.

Pero, ¿qué es el dinero? O se me ocurre una pregunta mejor: ¿por qué lo necesitamos? Es decir, ¿por qué tienen precio las cosas?

Hay conceptos que por ser muy diferentes a lo que estamos acostumbrados, por diferir mucho de lo que consideramos normal, son muy complicados de asimilar. Lo explicaré con un ejemplo concreto y de algo muy reciente:

Y es que hace poco, en un experimento realizado en el colisionador de hadrones de Suiza, se ha obtenido como resultado que unas partículas han viajado a una velocidad 20 nanosegundos superior a la de la luz.
Hay quien no comprende la magnitud de tal desenlace.
- ¿Y qué? -me han llegado a decir- también se creía que la Tierra era plana- refiriéndose a que se supone que nada puede viajar más rápido que la luz.
Bueno, pues para comprenderlo mejor, pondré un simil: que este experimento resultase correcto supondría a la física lo que descubrir que el Homo Sapiens fue siempre lo que es a la biología: rompería las bases, los principios básicos sobre los que descansa el resto de la ciencia en cuestión. Además, de ser cierto esto, de poder alcanzar una velocidad superior a la de la luz, los viajes en el tiempo al pasado serían posibles. Sabemos que es posible viajar al futuro, alcanzando una gran velocidad, pero no ocurre lo mismo con el pasado. Por esto, yo no creo que el experimento diese un resultado correcto. Pese a cualquier extraño desenlace que hayamos visto en películas o series, el resultado lógico de poder realizar viajes al pasado sería tener visitantes "atemporales" constantemente. De todas formas, eso es solo una opinión; y esto, solo un ejemplo para ver lo difícil que es asimilar lo que rompe completamente con lo preestablecido.

Esto es lo que se nos ha vendido por comunismo.

 Así que volviendo al tema que nos ocupa, ¿por qué las cosas tienen precio? Hay un concepto que puede ayudarnos mucho: edición limitada. ¿Qué es una edición limitada? Es una versión de un artículo existente con alguna variante en aspecto, prestaciones, o ambas. ¿Y por qué es más cara? He aquí el quid de la questión. Porque pese a esos detalles en los que difiere del original, la diferencia de precio no debería ser tan elevada. Pero es que se paga más por la exclusividad, por ser uno de los pocos en poseer unos detalles que hacen de tu posesión no algo único, pero sí limitado. De eso se trata.
Pagamos porque es escaso, porque alomejor hay 2000 demandantes y sólo 100 ofertas, así que solo un 5% podría tenerlo. Al igual que en una subasta, donde una única persona con más dinero que el resto se lleva lo subastado, los 100 con más dinero prevalecerán.

Así pues, pagamos por la escasez más que por la posesión en sí. Y bien pensado, no es una teoría o una idea, ya que, ¿por qué no pagamos? Ahora mismo, solo por el aire. Y ahí está el gran problema, o al menos yo lo veo ahí: dado que solo del aire no se puede vivir, y que por el agua, la comida, la electricidad y la ropa, ambas necesarias para mantenernos en calor, y hasta por la vivienda tenemos que pagar, se produce una extraña consecuencia.  Porque todo esto nos parece obvio, probablemente por verlo por separado, pero en conjunto forman una curiosa situación: pagar por vivir. Y así, obtenemos lo inevitable: gente que muere de hambre, de frio, de la no-tenencia de lo más básico. Y mi pregunta es: ¿acaso podemos considerar esto como normal?
Esto es lo que el capitalismo ha mostrado provocar.
No aparteis la vista, es el producto del dinero en vuestro bolsillo.
La gente muere de hambre a diario. Y sí, lo sabemos bien, y muchos se conciencian y colaboran con ONG's. Eso está muy bien, por supuesto. Nos preocupamos por los demás, y por ende, tratamos de ayudarles. Pero aunque esa ayuda fuese mínimamente suficiente, cosa que no lo es, me resulta difícil entender la normalidad con la que se ven estos hechos. Desde nuestras casas vemos como muere la gente de hambre mientras nosotros tiramos comida a troche y moche. Porque todos hemos tirado comida alguna vez, bien porque sobra o bien porque tenemos tal cantidad todos los días que algo se pone malo y tenemos que tirarlo. Pero el caso no es lo que hacemos o dejamos de hacer, si ayudamos o no, o el por qué tiramos comida, si es que lo hacemos. Lo realmente importante es darse cuenta que pagamos por vivir, que el dinero controla todo hasta tal punto que incluso decide sobre la vida y la muerte.

Hay quienes piensan que bajando los precios, o incluso generando más billetes, problemas como estos, como la crisis actual, como la pobreza o la incapacidad de muchos de lograr lo que popularmente se conoce como llegar a fin de mes, se solucionarían. Nada más lejos de la realidad. El sistema de compra-venta, o trueque en tanto que es un intercambio: se cambia dinero por otros bienes, del capitalismo es inherentemente defectuoso. Y no cuesta mucho hacerse a la idea de por qué.
El sistema de precios no es más que una manera de normalizar el tipo de cambio. De hecho, tipo de cambio es como se denomina a la relación entre divisas. Pero el sistema está indefectiblemente basado en el trueque. El dinero, monedas y billetes, son un bien material, son un producto manufacturado en una fábrica, como los coches, los materiales de construcción o los lápices. La fábrica pertenece a una empresa, que pudiendo llamarse, por ejemplo, Bush e hijos, se denomina Reserva Federal en Estados Unidos y Banco Central Europeo en Europa. Estas empresas, amparadas por ciertas leyes internacionales, poseen el monopolio en el sector, es decir, que son los únicos con permiso para producir dicho bien. Esto, en realidad, va en contra de las propias normas del capitalismo practicado en, básicamente, todo el mundo (incluyendo, sin duda alguna, Cuba, Korea, China, y demás paises socialistas). Pero como dijo un asesino una vez, las leyes están para romperlas.
El gran cáncer de nuestra sociedad.
Peligroso es olvidar que sólo es papel.



Nos encontramos pues en una situación en la que unos pocos controlan el dinero que hay a lo largo y ancho del planeta. Aclaro que pocos es en relación a la población total del planeta. Esos pocos podrían ser 1 millón de personas, lo que supondría sólamente el 0,016% de la población. Y como en todo bien o servicio, quien lo otorga tiene ciertas ganancias, ya sean pequeñas o grandes. La industria del dinero no iba a ser menos, y los monopolistas, por cada dólar, euro, corona, yen, libra, rublo, rupia, dinar, lira, peso, franco, escudo, florín, chelín o real que les compramos, es decir, que ponemos en circulación legal, ellos tienen una ganancia. Puede ser ínfima, aunque lo dudo, pero desde luego es algo. Y actualmente el Ser Humano maneja una cifra aproximada de sesenta billones de dólares (6 x 10^13, o un 6 seguido de 13 ceros), más de cuarenta y cinco billones de euros. Imaginaos las ganancias. Literalmente, podría decirse que cualquier otro subproducto de la economía, con lo que me refiero a todo bien o servicio que no sea el dinero, puesto que éste sería el producto primero, por así llamarlo, existe porque hemos comprado el producto dinero para diseñarlo, adquirir materias primas para su fabricación, manufacturarlo, venderlo y adquirirlo. Es casi inevitable deducir de esto la frase el dinero controla el mundo. Y si el dinero es controlado por alguien...en fin, un silogismo de los fáciles.

Para terminar, por ahora, con esto, diré que en lo que se refiere al comunismo, e insisto e insistiré siempre en que hablo de verdadero comunismo, y no el pseudocomunismo socialista que es el único que, hasta ahora, se ha dado en cualquier época de la sociedad humana, este problema de riqueza/pobreza, de unos controlando por medio del dinero la vida de otros, de padecer por la necesidad inducida de hasta un mero centavo, no existiría por el simple, pero complejo, hecho de que el dinero no existiría. No habría un sistema de compra-venta, ni tan siquiera un trueque. A esto es a lo que me refería antes con cosas difíciles de asimilar, cosas que rompen totalmente con lo establecido. El dinero está tan inculcado en nuestra cultura que ni con la imaginación podemos hacernos a la idea de un mundo sin él.

- ¿Cómo voy a conseguir alimento y un lugar donde vivir si no tengo dinero?

Es el capitalismo el que habla, a través de nuestra boca. Es la idea que se nos ha introducido a base de papel y cobre: sin dinero no tenemos acceso a nada. Para obtener dinero, debemos trabajar. Sin embargo, no hay trabajos suficientes para todo el mundo, así que no todos tienen acceso al dinero. Las fábricas producen excedentes, que al no haber suficiente gente con dinero para comprarlos, se tiran. La gente muere de hambre mientras por otro lado desechamos alimentos. La gente muere de frío en la calle mientras muchas viviendas están desocupadas porque quienes tienen dinero de sobra para comprarlas no están interesados, y quienes están interesados no tienen dinero para comprarlas.
Pero, ¿y si nada se desechase? ¿Y si todo cuanto sobra estuviese al alcance de cualquiera porque, sencillamente, como Ser Humano merece vivir tanto como cualquier otro?
Sí, por supuesto que no estaría bien que alguien que se dedicase a no hacer nada en toda su vida viviese igual que el más currante. Pero es ahí donde está el punto de inflexión, donde lo que se nos escapa de las manos da paso a lo que está en nuestras manos lograr. Porque si no hay trabajo para todos, pero quienes trabajan lo hacen una media de, pongamos, 10 horas, porque no olvidemos que aún existe mucha esclavitud en el mundo, y debido a ese trabajo se desecha gran cantidad de lo producido...¿por qué no simplemente dar 2 horas diarias de trabajo a todo Ser Humano y que, debido a su labor, no necesite ser pagado con dinero porque no necesite adquirir las cosas con dinero? Lo de dos horas, es un decir. Puede que hagan falta 2, puede que hagan falta 5. Lo que es seguro es que si toda persona en este gran globo de hierro, oxígeno y silicio arrimase el hombro, no llegariamos a necesitar trabajar ni las habituales 8 horas diarias de la actualidad. Pero aún así se que hay gente que no lo entenderá.

- ¿Osea que estaría trabajando, pero no vería un duro? ¡Eso es aún peor que la situación actual, seríamos todos esclavos!

Nada más lejos de la realidad. Debido a la labor que realizas, al trabajo que haces para producir, pongamos, alimento para el conjunto de la población, el producto manufacturado por el conjunto de la población estaría a tu alcance. Ese sería tu sueldo, si quieres llamarlo así. No irías a la panadería a dar algo a cambio de una barra de pan a un hombre detrás de un mostrador. Irías a la panadería, algo así como un almacén puesto que no hace ninguna falta alguien controlando el lugar, y cogerías la barra de pan.

- Pero entonces habría muchos más robos. Volveríamos a la situación en que unos pocos tienen todo en su mano. Además, si puedo tener lo que quiera, todos conduciriamos superdeportivos, tendríamos aviones y yates privados, mansiones enormes...

En cuanto a los robos, es absurdo. Actualmente, los robos se cometen porque el ladrón en cuestión espera sacar algo de ese artículo que ha mangado. O cuanto menos, espera darle uso a algo a lo que no tiene acceso, debido a su precio. Si te gusta una videoconsola que vale 800 euros cuando tu sueldo es de 700, la robas y la utilizas, o robas otras cosas, las vendes y la compras. Pero si no tienes sueldo porque no existe dinero, y esa videoconsola está a tu alcance sólo debido al hecho de que ayer y hoy trabajaste tus 2 horas diarias y mañana trabajarás las otras 2 que te corresponden, no necesitas robar eso ni otra cosa. Vas, la ves, te la llevas y la disfrutas. Fin.
En cuanto al segundo punto, es un sinsentido. Como expliqué, apreciamos las cosas por su escasez. Ahora, los superdeportivos son un bien escaso, y caro debido precisamente a ello. Pero si todos tenemos la opción de tener tanto un superdeportivo como un utilitario, teniendo en cuenta que ambos cumplen la función por la que al fin y al cabo necesitamos un vehículo, no ambicionariamos más uno que otro. La necesidad es al fin y al cabo un producto del capitalismo, de la ausencia de dinero. Lo único que como seres humanos necesitamos es oxígeno que respirar y alimento para las células de nuestro cuerpo. El resto no es más que necesidad sugestionada.

Creo que en cuanto al tema de la adquisición de las cosas, no queda nada por añadir. Pero como de todos modos seguiré escribiendo sobre el comunismo, si algún hilo no ha quedado atado, ya lo remendaré.


Para terminar y así fomentar que quienes me leen comenten y se sientan parte de este blog, quiero proponer algo. Quiero jugar un juego, como diría John Kramer. Si bien este no será dañino, sí será en cierto modo doloroso, al menos para personas empáticas o con una fuerte imaginación. Voy a exponeros una situación, cerrada y sin posibles doble sentidos o influencias externas, que quiero que imagineis y sintais como propia, para responder a la pregunta con la mayor sinceridad. Mi objetivo con esto no es otro que el de ver hasta qué punto se impone la ética en las decisiones de la gente. Claro que eso no se verá fielmente reflejado si respondeis mintiéndoos a vosotros mismos. Ahí va la situación.


Os encontrais en una habitación cerrada, sentados en una silla, y enfrente está esa persona por la que siempre dices darlo todo. Es la persona que más quieres en el mundo, pero sabes que no es una buena persona. Hiere a otra gente solo por el placer de hacerlo. Ha robado, violado y matado a gente. Pero tú le amas con todo tu corazón. Al fin y al cabo, es la persona más importante en tu vida. Tu sentimiento por esa persona es tan fuerte que podría decirse que tu vida sin ella no tendría sentido. Pero es una mala persona. Por otro lado, tú te has pasado la vida ayudando a los demás. Se podría decir que eres un santo. Has dejado de comer para que otros coman, has pasado frío para evitar que otros lo hagan, has sufrido penurias por el simple hecho de no dejar que otros lo hagan. Que la mitad de tu cara esté quemada se debe a aquella vez que alguien quedó atrapado en un incendio y el fuego era tan intenso que ni los bomberos pudieron entrar. Pero tú entraste, sin pensar en tu propia vida, para rescatarle. Pese a haber quedado desfigurado de por vida y a haber sufrido 6 meses de coma, todavía te sientes culpable de la pierna que perdió la otra persona. "Si hubiese llegado antes..." es el primer pensamiento de cada mañana. Si te faltan 2 dedos de la mano derecha es por la vez que te secuestraron y por negarte a decir a gente de tal calaña dónde guardabas tus ahorros, nada desdeñables, te torturaron hasta que perdiste el conocimiento por el dolor y te dejaron tirado en la calle. Hay una tercera persona en la habitación, y te dice: elige, o mueres tú, y esta persona queda libre, sin cambiar un ápice y volviendo a hacer las maldades que acostumbra, o tú mismo matas a esta persona, y seguirás con tu vida de santurrón hasta morir de viejo. ¿Qué decides, y por qué?

  
Que empiece el juego.

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Si vis pacem, para bellum.